lunes, 12 de marzo de 2012

TERMINÓ LA HIBERNACION.

10-03-12.

Atendiendo a la definición que nos ofrece la Real Academia de la Lengua, tendríamos que decir que se trata de: "Estado fisiológico que se presenta en ciertos mamíferos como adaptación a condiciones invernales extremas, con descenso de la temperatura corporal hasta cerca de 0° y disminución general de las funciones metabólicas."

Algo parecido le ocurre a Annette cuando se juntan los términos invierno + moto. Su moto queda en hibernación pacientemente en el garaje, hasta que las temperaturas vuelvan a subir lo suficiente para poder ponerse a sus mandos con garantías de pasarlo bien, pues con el frío no hay disfrute posible.... según ella.

La primavera está a la vuelta de la esquina, los almendros ya tienen flores en sus ramas, los cerezos dentro de pocas semanas estarán cubiertos de flores blancas, el anticiclón se ha quedado a vivir en nuestro país, creo que todo apunta a que la hibernación a tocado a su fin.


Todo se ha puesto de cara para que podamos hacer una escapada rápida de "finde"  en nuestras motos: yo tengo libre todo el fin de semana, Annette ha podido cambiar su turno el sábado, José Pedro se va a Zaragoza a recoger su nueva montura y a los "habituales" de ruta nos pide que le acompañemos en el regreso a casa, en fin, que esta oportunidad no la podemos dejar escapar.

Yo me encargo de preparar las motos, Annette se encarga de elegir lo "necesario" para pasar un día y medio (no se por qué, siempre terminamos con las maletas y el baúl llenos hasta arriba).

Después de comer tranquilamente en casa, cogemos las motos y huimos de Madrid como almas que lleva el diablo, ¡¡que ganas de disfrutar en nuestras motos!!.

Hoy solo nos va a dar tiempo a llegar a Nuevalos, provincia de Zaragoza, ya conocemos el sitio y nos encanta, luego vereis la razón. No nos podemos distraer demasiado pues salimos un poco tarde y los días todavía no son tan largos como nos gustaría.

Esta es la ruta.


Primer tramo de autovía para ir abriendo boca, es curioso, puede que alguien se haya dado cuenta, en las largas rectas después de pasar Torija hay carteles pequeñitos en el arcén, indicando la altitud a la que nos encontramos: 900m, 1.000m, 1.100m, y así sucesivamente. Pues bien, pudimos comprobar in situ, muy a nuestro pesar, que la temperatura ambiente bajaba a la par que nosotros íbamos subiendo.

En Alcolea del Pinar dejamos la autovía y nos aplicamos en trazar alguna que otra curva de la N-211, terminando con el aburrimiento de la conducción monótona. En Maranchón, el cuentakilómetros de mi Pan€ marca ya sus primeros 10 mil, y parece que fue ayer cuando la estrenábamos.

Poco más adelante empezamos a ver en el horizonte las murallas y castillo de Molina de Aragón, dominando el paisaje y vigilando desde lo alto del cerro los alrededores. 


¿Podríais imaginar a una moderna dama, vistiendo armadura de cordura, casco decorado y corcel negro sobre ruedas, a los pies de este castillo?


En Molina hacemos un alto en el camino y paramos a tomar un café calentito y a descansar también nuestras posaderas. 


Aprovechamos también para hacer una visita a la ciudad, contemplando su Puente románico, llamado Puente Viejo (s.XIII), sobre el río Gallo (afluente del Tajo) que cruza la ciudad.


Molina de Aragón fue paso estratégico entre los reinos de Castilla y Aragón, los cuales se disputaron su dominio hasta que la ciudad fue nombrada Señorío Independiente de ambos reinos (como Andorra más o menos).


Para tener mejor perspectiva de la ciudad hay que salir a las afueras y admirar estas bonitas vistas.


Tenemos que continuar nuestro viaje, ahora seguimos dirección norte por el valle de Mesa.


Según nos acercamos a la provincia de Zaragoza, vamos notando cada vez más el cierzo, las modernas plantaciones de molinos eólicos nos acompañan.


Parece que desde la fábrica de viento a nivel nacional, situada en el madrileño barrio de Cuatro Vientos, se han dejado alguna ventana abierta y sopla una corriente que hace que conduzcamos escorados contra el viento para hacer contrapeso.


Como pasa en otras muchas carreteras que todos nos hemos encontrado alguna vez, aquí parece que en Guadalajara les importa más el estado de la carretera que en Zaragoza.


Por lo menos la carretera, aunque estrechita por donde no caben dos coches en paralelo, tiene otros atractivos desde el punto de vista de la conducción.



La carretera, aunque sin baches, es "botona", a ver si me explico bien: no hace falta ir esquivando los baches pues no los encontramos, pero continuamente vamos circulando como si lleváramos entre las manos un martillo percutor y estuviéramos abriendo una zanja en medio de la calle. 


A cambio, el paisaje y la soledad son emocionantes.


Antes de llegar a nuestro destino tenemos que cruzar el Río Piedra, río que da fama e hizo posible todo lo que se puede ver en el Monasterio de Piedra, visita muy recomendable para los que les guste pasear en la naturaleza, rodeados de cascadas y formaciones rocosas de formas curiosas al ser erosionadas por el agua.



Como diría la vocecita de mi GPS: "ha llegado a su destino", y vaya vistas que tiene nuestro destino.


Con el embalse de la Tranquera de fondo nos recibe una vez más el tranquilo y relajante pueblo de Nuevalos.


Como veis en la foto, estamos a punto de quedarnos sin luz, nos lo hemos tomado con calma pero ya estamos lejos de la polución y los atascos, aquí el tiempo pasa a otra velocidad, nos tomamos unos refrescos para celebrarlo y esperamos que mañana sea un día tan bueno como el de hoy o incluso mejor. 


11-03-12.

¿Sabéis esas mañanas de domingo, en las que hemos tirado el despertador a la basura, en las que los vecinos no nos despiertan con voces que traspasan los tabiques, en las que no tenemos ninguna obligación salvo la de disfrutar del día? Pues así empieza nuestra mañana dominical.

Y si además de todo esto, abrimos la ventana de la habitación, subimos la persiana con los ojos medio cerrados por las legañas, y vemos este panorama, no os quiero ni contar.


Bajamos a desayunar pues el aroma a café recién hecho nos está llamando desde la cafetería.


Los desayunos en plan: terraza-sol-tiempo libre, están recomendados por el Ministerio de Sanidad ya que alargan la esperanza de vida de los interesados, disminuyen el peligro de padecer hipertensión y son compatibles con la dieta mediterranea,  jajajajajaja. 

A parte de toda esta tranquilidad y reposo, no nos olvidamos que tenemos dos pedazos de motos esperándonos para seguir disfrutando de los placeres que da subirse en una moto un día como este, por lo que nos despedimos de la recepcionista con un típico y mañico saludo: Hala pues!!! y nos ponemos en marcha.


José Pedro ya está conociendo su nueva moto desde primera hora de la mañana saliendo desde Zaragoza, Antonio también ha madrugado y viene desde Madrid, nosotros hemos quedado con ellos en Molina de Aragón sobre las dos de la tarde para ir juntos a comer y volver a casa.

Todavía nos queda tiempo suficiente para dar una buena vuelta mañanera,  ruteando por esta zona que tiene muchas cosas bonitas que ver. Y empezamos bordeando el pantano de la Tranquera que nos queda literalmente bajo el balcón de la habitación.


Siguiendo la carretera junto al pantano podemos descubrir unas bonitas vistas, el embalse tiene más agua de la que yo pensaba después de la temporada de sequía que llevamos. 




Hay que cruzar tres túneles escavados en la misma roca, por suerte son cortos y no tienen peligros ocultos.


Además de disfrutar del paisaje al ir repasando el contorno del embalse, notamos la tranquilidad de no encontrarnos con más turistas pues la carretera es solo para nosotros.




Llegamos hasta la misma presa que retiene tal cantidad de agua.



La verdad es que no tiene precio "perderse" por una carretera olvidada, llenar los ojos de preciosas vistas que nos regala la naturaleza y pararnos en algún sitio, quitarnos los cascos y escuchar el silencio.


Volvemos sobre nuestros pasos, por la misma carretera tranquila que hemos seguido antes, yo llevo el casco abierto, sintiendo el aire en la cara, a una velocidad que cualquier abuelita con bastón nos adelantaría sin problemas, tengo la típica sonrisa tonta que se queda grabada cuando algo que haces (vestido) te gusta mucho.

Dejamos la zona húmeda y nos adentramos entre campos de cultivo, aquí verdaderamente si que se empiezan a ver los famosos "brotes verdes" de los que tanto se habla.


Carretera perfecta para conducir nuestras motos, buen asfalto y curvas fáciles para que el neumático se caliente también por los laterales.



Cruzamos por pueblos como Monterde, cuyo color terroso de sus casas se mezcla con el paisaje quedando casi mimetizado con el mismo.


Nos resulta extraño que por la gran mayoría de pueblos por los que pasamos, no nos encontramos a nadie por sus calles, bien es cierto que son pueblos pequeños pero también es cierto que hoy es domingo y quitando la hora de ir a misa que ya ha pasado, suponíamos que los pueblos tendrían más animación.
Menos mal que no necesitábamos ayuda de nadie, sino tendríamos que haber ido llamando a las puertas de las casas.

Uno de los últimos pueblos "deshabitados" que cruzamos es Gallocanta, lugar en el que se asienta la Laguna de Gallocanta.

 La laguna está declarada como Refugio de Fauna Silvestre y Zona de Especial Protección a las Aves.


Sus aguas tienen una elevada salinidad (por ese motivo las manchas blancas al evaporarse el agua), no hay peces pero en ellas viven multitud de aves, sobre todo grullas, que se pueden ver desde octubre a marzo.


El pueblo de Gallocanta está dedicado al alojamiento y a realizar rutas para los visitantes que vienen a observar la vida de estas aves que residen una larga temporada en la laguna.



Ya es hora de tomar dirección al punto de encuentro acordado con José Pedro y Antonio, las fortalezas defensivas como esta de Embid protegen nuestro camino.


Y por fin todos juntos, a la hora fijada, José Pedro nos presenta a su Poderosa II (así la ha bautizado).


Con esta Burgman 650 de segunda o tercera mano (vete tu a saber), pretende viajar por segunda vez a Cabo Norte este año.

Antonio no está muy convencido de la compra que ha hecho José Pedro, pero también es que sabe picarle donde le duele.


Según palabras del mismo José Pedro:" tengo que pasar muchas horas con la moto para dejarla a mi gusto y el trabajo terminará cuando se puedan comer sopas en el hueco bajo el asiento". Pues nada, ya nos invitarás a todos a comer sopas un día de estos.

Terminadas las presentaciones es hora de hablar del camino para volver a casa pues estamos un pelín lejos.


Por votación popular queda aprobada la sugerencia de seguir la ruta del Alto Tajo, ruta motera donde las haya.


CM-210 es el nombre de la carretera, y no es una carretera para olvidarse de ella a los que nos gusta montar en moto, trazar curvas y sentirnos dentro de la naturaleza.


Acompañados por el cauce del Tajo que tiene un largo camino por delante hasta Lisboa.


 Con montañas cortadas a pico y pala para que pueda pasar la carretera.


Y curvas y más curvas de asfalto perfecto.


Pero hay que cortar el rollo porque el estómago ya nos da voces, en Beteta,  José Pedro conoce un buen sitio para resolver el problema.


Tres perros cotillas, murmuran sobre los forasteros en moto recién llegados.


Y nosotros que tenemos más hambre que "el perro de un ciego" nos sentamos a la mesa para empezar pidiendo un contundente plato de judías que nos de potencia extra a las motos cuando soltemos gases.


Los "sobraos", Annette y José Pedro se piden una sopita castellana, cobardes que son algunas/os.

Seguimos con este festival de colesterol servido en plato.


Y si todo lo anterior no hubiera sido suficiente, cuando pedimos los cafés, nos traen un plato con pastas para rematar la jugada.


Difícil momento el que pasamos hasta incorporarnos de las sillas y pensar en coger las motos para volver a casa. Con esta forma de comer no hay cuerpo que aguante la tortura psicológica de no poder echarse una siesta.

Menos mal que la ruta que nos queda, quita todas las penas y enseguida se pasa la pereza.



Kilómetros y kilómetros de carretera impresionante escondida entre la naturaleza.



Trazado encajonado dentro de una abertura minúscula de la montaña


 No apta para claustrofóbicos. 


Zona habitada por buitres que desde el cielo nos acompañan a través de la hendidura rocosa.


Altísimas paredes, practicamente lisas, nos escoltan y observan, ¡¡¡que pequeños somos entre tanta grandiosidad!!!




Hay ocasiones, en las que la misma montaña invade parte de nuestro territorio asfaltado.


Y en otras ocasiones recuerdo las palabras que decía Caroll Anne en la película Poltergeist .

                          ¡¡¡¡¡Voy hacia la luz!!!!                             ¡¡¡¡Voy hacia la luz!!!!

Seleccionar un momento, un paisaje, un lugar, es imposible, quien no conozca la zona ya está tardando en ir.




Y los que ya la conocemos, tenemos la gran suerte de poder repetir y repetir esta carretera hasta la saciedad.

Los polvorillas de José Pedro y Antonio se ponen a rueda de Annette que empieza a poner un poco de orden y cordura entre tanto pique.


Y de esta forma más agrupada, nos lleva en fila india por la parte final de esta carretera sin comparación.



Está atardeciendo rápidamente y llevamos el sol de cara todo el camino, ni siquiera con gafas de sol nos podemos librar del foco directo a nuestros ojos, como en los interrogatorios de las pelis antigüas.




Desde Sacedón, elegimos hacer un poco más de curvas en vez de volver por la vía rápida que sería la autovía desde Guadalajara, y por la Ruta de las Vegas aparecemos en Villarejo de Salvanés. 



Y el día ya no nos dio para más, ya era de noche cuando llegamos a casa, después de pasárnoslo estupendamente montando en moto, esta fue la ruta que fuimos decidiendo casi sobre la marcha.



Fue un fin de semana que se me hizo muy corto, más de una vez Annette me vio hacer esa ola con el brazo izquierdo que salía en los anuncios de coches ¿te gusta conducir?. 

Annette, José P, Antonio y yo hemos vuelto a comprobar que se cumple lo que he escuchado más de una vez: "solo los motoristas sabemos por qué los perros sacan la cabeza por la ventanilla".

Hasta pronto. 



10 comentarios:

  1. ¡¡¡Menudo lugar!!!

    y bonita cronica.

    un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias amigo.
      Voy a empezar ahora con el segundo día que fue mejor que el primero.

      Ruta recomendable 100%.

      Eliminar
  2. Muy buena ruta.
    Conozco bien la parte final, la que atraviesa las hoces de Priego y la parte anterior de Vadillos, impresionante ciertamente.
    Seguir disfrutando de la carretera y la moto.
    Nico de Arganda

    ResponderEliminar
  3. Gracias Nico.
    Tenemos esta maravilla a tiro de piedra y ahora que han terminado las heladas es una muy buena alternativa.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Fantástica crónica y mejores recuerdos ;-)... gracias por hacerme copartícipe...

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Cuando aprenda a hacer fotos como tu ya será la leche.
    Gracias Freebird.

    ResponderEliminar
  6. De nuevo una ruta para el recuerdo y ejecución. Enhorabuena por la narrativa, se nota que estas influenciado por el cuenta rutas y ya fallecido Labordeta. Un saludo rum,rum y espero expectante la próxima aventura del tándem motero.

    ResponderEliminar
  7. Gracias José.
    Si el relato sirvió para que nos acompañaras un ratito por esta ruta tan agradable me doy por contento.
    Un abrazo para ti también.

    ResponderEliminar
  8. Muy bonita ruta y por buenas carreteras. Una observación, Aragón es algo más que una provincia, creo que todavía es una región o comunidad autónoma.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Huesca, Zaragoza y Teruel, todas ellas con un gran atractivo motero.
    Saludos.

    ResponderEliminar