martes, 19 de noviembre de 2013

CUATRO BANDOLEROS POR SIERRA MORENA

Esta es la historia de cuatro modernos jinetes, que a lomos de sus monturas, quedaron un buen día entre semana, para recorrer Sierra Morena, como lo hicieron hace muchos años los bandoleros que por allí campaban.

Teníamos ganas de montar en moto y puesto que la climatología en estas fechas siempre es más benigna hacia el sur pues allí es donde fuimos a "quitarnos el gusanillo".

Territorio que domina Jesus quien nos preparó una estupenda ruta por carreteras de montaña muy poco conocidas y que guardan sus secretos para el que quiera explorarlas.


Iniciamos la ruta aprovechando este día tan estupendo que elegimos, con Jesus al frente, seguido por Juan, detrás Miguel con su moto descargada de todo peso innecesario, y cerrando el grupo un servidor.


Nuestro "Guía de Ruta" nos informa que vamos a empezar visitando un bonito castillo que nos sorprenderá.

Y la verdad es que lo hizo porque ya desde muy lejos podemos ver su silueta alzándose sobre la montaña.


Según nos acercamos podemos ver mejor sus detalles.


Imponente y majestuoso esta situado en un paso estratégico hacia Sierra Morena.

Jesus, sin pensárselo dos veces, inicia la ascensión al castillo por un camino empedrado que no tiene nada que envidiar a cualquier Calzada Romana.


Puesto que entramos en suelo "rústico" tenemos que compartir terreno con un rebaño de ovejas que corrían despavoridas al vernos llegar con nuestros cacharros.


De mejor o peor forma fuimos avanzando terreno por este camino empedrado.


Adaptando técnicas off-road a una moto de carretera con 300kg

No perdiendo la sonrisa aunque los tornillos del carenado fueran quedando por el camino jijijiji.


Jesus, iba sobrado y parecía pasar sobre las piedras con una alfombra voladora, prueba de ello es que nos saco ventaja suficiente para llegar arriba con tiempo de sobra para sacar fotos.




Unos momentos de relajación observando el Castillo de Calatrava, importantísimo en su tiempo y sede de la Orden del mismo nombre.


El castillo no podía estar mejor situado para dominar el entorno.




La bajada es tan delicada como la subida o incluso más porque nos cruzamos con un coche que subía a toda pastilla y Juan tuvo que ajustar su muebleuve al borde del camino para no rozarse con el.

¡¡¡Cuanto se valora una carretera asfaltada cuando venimos de atravesar la Pedriza!!!


Una parada para llenar depósitos y vaciar vejigas.


Y la ruta no tiene pérdida: .....en la chimenea a la izquierda, como bien indican los árboles retorcidos por el viento.


A partir de este giro a la izquierda, la carretera se empezó a retorcer igual que los árboles azotados por el viento.



Adelanto a Miguel para balancear la moto entre curva y curva al ritmo de Juan mientras cruzamos el embalse de Montoro.


Jesus se me ha ido e intento pillarle para aprender un poco detrás de el, no me resulta nada fácil llegar.


Carretera preciosa para retorcerle un poco la oreja a la Paneuropean.

Hacemos una pequeña parada para reagruparnos y calmar el ánimo pues la carretera tiene zonas húmedas y no invita a seguir tumbando.


Podemos contemplar la zona por la que hemos estado disfrutando.


En pleno territorio de salteadores de caminos.....


.....del que nos apoderamos para "uso y disfrute" nuestro.



La carretera, el paisaje y la compañía se habían conjurado para que todo fuera perfecto.



Seguimos "untando mantequilla" trazando curva tras curva en un "no parar".



Una última parada para comentar lo bien que lo estábamos pasando y para darnos cuenta que el estómago ya avisa de que hay que reponer fuerzas. 


En perfecta formación vamos muy formales a buscar dónde podemos comer algo rico-rico y con fundamento.


Y ya que estamos en plena sierra elegimos un "polémico" bar en pleno paso de Despeñaperros.


Solo decir que comimos de lujo y eso es lo que importa, cuando salimos en moto pasamos de política.


Con el estómago muy lleno y la necesidad de montar en moto plenamente satisfecha volvimos a casa con una sonrisa en nuestras caras esperando que el invierno no sea muy duro y nos deje volver a reunirnos dentro de poco para hacer una de las cosas que más nos gusta hacer con la ropa puesta.

Un saludo y hasta pronto. 

PD: gracias a Jesus por esas estupendas fotos, el próximo día se vuelve Juan solo y nos quedamos haciendo fotos en marcha jejejejejeje.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

RUTA POR LA SIERRA NORTE DE GUADALAJARA Y VOLVEMOS POR SEGOVIA

La ruta de hoy fue saliendo sobre la marcha, no estaba planeada con anterioridad y en cada parada que hacíamos pensábamos cual sería nuestro siguiente destino.

El día acompaña aunque no sobra llevar puesta ropa de abrigo, los días de calor agobiante ya pasaron.

Nuestra primera parada es en el mirador que hay sobre el Embalse del Atazar.


Es el embalse más grande que tenemos en la Comunidad, la zona también es conocida como el Mar de Madrid, ahora está bastante lleno y eso es buena señal porque hemos pasado el verano y pronto volverán  las lluvias y las nevadas.


Seguimos nuestra ruta siempre hacia el norte para adentrarnos en una zona poco frecuentada por nosotros


Esta zona la tenemos un poco olvidada en nuestras salidas moteras pese a que las carreteras son tan ratoneras y divertidas como las habituales.


Con el aliciente además, de que están mucho menos concurridas de tráfico y  la mayor parte del tiempo circulamos solos por la carretera.


Disfrutamos sintiendo el aire en la cara y contemplando los paisajes rocosos que tenemos alrededor.


La única compañía que encontramos en nuestro camino fueron varios rebaños de vacas en mitad de la carretera que fuimos sorteando como si de unos San Fermines improvisados se tratasen.


También hubo "momentos de tensión" cuando algún Miura miraba demasiado desafiante nuestra llegada y no se le veían intenciones de cedernos el paso.


Entre faena y faena llegamos a un pueblo solitario tras muchos kilómetros de carretera de montaña, estamos en Galve de Sorbe y hacemos un alto en el camino para templar los nervios.


Nos pedimos un almuerzo a base de torreznos que nos dejaron listos para enfrentarnos a cualquier situación que se nos presentara en la carretera. .


Con fuerzas renovadas nos despedimos de Galve de Sorbe y su antiguo Castillo.


Para encontrarnos con treinta o más desaforados gigantes.
¿Qué gigantes? -dijo Annette
Aquellos que allí ves. -dije yo.
Mire mi fiel Caballero, que lo que allí ve no son gigantes sino molinos de viento, y lo que parecen brazos son aspas que el viento hace girar.
Y gracias a que ella tiene mejor vista que yo, el encuentro no terminó en un accidente contra el mastil de alguno de los molinos.


Poco más adelante nos espera el conocido y turístico pueblo de Ayllón.


Dejamos la moto aparcada en la Plaza Mayor y damos un paseo por sus calles que nos trasladan a la época medieval.


Después del paseo entramos a comer en un acogedor restaurante en la misma Plaza Mayor, se llama el Patio, desde fuera no imaginábamos lo que guarda en su interior, comimos muy bien y repetiremos cuando volvamos de visita por allí.

Tenemos todavía mucha ruta por delante así que dejamos atrás lo que en el pasado fue la muralla de Ayllón


Y continuamos por la N-110 para entrar en Riaza, otra villa medieval muy famosa y visitada.


La Plaza Mayor es parada obligada, los soportales que la rodean son típicos y muy bonitos


Ahora parece sola y abandonada pero se transforma en bulliciosa y alegre al convertirse en plaza de toros cuando llegan las fiestas del pueblo.

No paramos mucho tiempo y seguimos nuestro camino hacia el oeste para llegar a otro pueblo conocidísimo por ser la capital mundial del cordero asado: Sepúlveda.


En otros tiempos fue ciudad amurallada y todos sus rincones guardan historias que contar.


No son horas de comernos un cordero pero un "relaxing coffee in the Plaza Mayor" no lo perdonamos.


Y no vamos a dejar Sepúlveda sin antes pasar por Las Hoces del río Duratón.


Este lugar, declarado Parque Natural en 1989, está excavado por el río durante siglos en la roca caliza .


Pasamos un buen rato contemplando el paisaje desde este balcón natural.


Ya estamos regresando a casa porque en esta época del año las horas de luz se hacen cortas pero nos quedan todavía varias paradas intermedias que hacer.

 Paramos un momento en la ciudad de Pedraza.


Esta vez hicimos la "visita del médico", entrar y salir por la única puerta que tiene la ciudad amurallada


Estuvimos en otra ocasión y la conocimos al detalle: http://uet-annette.blogspot.com.es/2011/09/moteros-y-mazmorras.html

Y ya que estamos cerca, decidimos también dar un paseo por Segovia para ponernos a los pies de su imponente Alcazar.


Y ¿como no?, hacernos la foto junto al símbolo característico de la ciudad.


Como veis en la foto, el día está llegando a su fin, subimos las 7 revueltas del Puerto de Navacerrada y por cada revuelta que hacíamos la temperatura bajaba un grado. Cuando llegamos a la cima, el termómetro de Venta Arias coincidía con el de la moto en que 6ºC son muy pocos grados para entretenerse mucho tiempo en mirar el paisaje.


Menos mal que mientras bajábamos hacia Madrid el termómetro volvió a subir igual de rápido que había bajado y el frío quedó en el recuerdo.

Pues así pasamos un día estupendo en moto, sin preparar nada y con la única condición de pasarlo bien.
Doy fe que lo cumplimos.

Hasta la próxima.