viernes, 16 de mayo de 2014

RUTA A LAS BARRANCAS DE BURUJON O AL CAÑON DEL COLORADO.

La foto que mandó un telespectador a uno de los muchos programas de "El Tiempo" nos despertaron las ganas de acercarnos con las motos a este bonito pero poco conocido lugar que además tenemos muy cerca de casa.

Hace un día radiante para montar en moto, el invierno ha sido largo y lluvioso, por eso vamos a recuperar los fines de semana que pasamos mirando como llovía desde la ventana.

Salimos a primera hora con el estómago todavía vacío pero eso no tardará en solucionarse porque hemos descubierto un bar motero donde se desayuna realmente bien y ya hemos repetido varias veces en nuestras últimas salidas.


Con las motos a la vista, un rico desayuno en la mesa y a la sombra de la terraza...el día empieza bien.


Un detalle curioso del buen rollo que tiene el bar con el mundo de la moto. 


Esta vez teníamos claro que los flancos de los neumáticos no iban a calentarse haciendo curvas así que lo tomamos con calma y disfrutamos igualmente del paisaje.


Después de recorrer una interminable recta que se perdía en el horizonte nos entró tal hambre que tuvimos que reponer fuerzas antes de llegar a nuestro destino.


Con mejor ánimo en el estómago cogimos el desvío que lleva a las Barrancas, el asfalto desaparece en ese mismo momento para dar paso a un camino de arena y piedras que hay que seguir durante 2 km para llegar al lugar en cuestión.

Annette prefirió no arriesgar una caída tonta y dejó la Bandit en un primer parking que hay al salir de la carretera, se subió en mi moto y ..."piano piano si va lontano". El camino no es complicado pero si un poco desagradable por el polvo y las piedras que tiene.

De todas formas el premio final merece el sacrificio.


Nos encontramos con unos cortados en la montaña, de color rojizo, erosionados durante siglos por el aire y las aguas del río Tajo y cuyas vistas pueden compararse con el famoso Cañón del Colorado.

Hicimos un recorrido por una senda marcada que tiene varios miradores para no perderse detalle.


Mi Paneuropean también quiso echar un vistazo a esta maravilla de paisaje para poder contárselo después a su compañera de garaje, la Bandit.


Y con la satisfacción de descubrir estos lugares poco conocidos, de gran belleza y a tiro de piedra de casa volvimos con ganas de seguir encontrando nuevos sitios y si es subidos en nuestras motos mejor.


Hasta pronto.