domingo, 3 de abril de 2016

RUTA DEL REENCUENTRO.

Hacía mucho tiempo que no coincidía con Kenko y Antonio para hacer una de esas rutas moteras que tanto nos gusta hacer.

Por circunstancias que no vienen al caso, en esta ocasión si pude unirme al grupo y disfrutar de una ruta larga en compañía de mis dos amigos, además de Chano y Ana que también se apuntaron a la salida.


La ruta la había preparado Kenko, le encanta sentarse con un mapa delante y preparar viajes de largo recorrido (como el que acaba de terminar por Sudamerica) como también rutas más cortas de un solo día. Aprovechando el inicio de la primavera pensó en hacer una visita al Valle del Jerte y ver si las flores del cerezo hacen su aparición.

Empezamos calentando ruedas por unas carreteras muy conocidas y frecuentadas por los moteros de fin de semana.

Aunque la mañana es fría y el termómetro no marca mucho más de 7-8ºC se nota que hay ganas de moto y nos cruzamos con muchos grupos de moteros madrugadores.


Paramos por primera vez en el Barraco para llenar depósitos y descargar vejigas.


No estamos mucho tiempo parados, Kenko dice que es una lástima el que "solo nos queden 400km para terminar la ruta".

El siguiente tramo es una delicia para la conducción y un disfrute para la vista ya que llevamos la sierra de Gredos acompañandonos a nuestra izquierda durante todo el recorrido.

Trazar el sinfín de curvas rodeados de montañas y bosques es una gozada.


Y desde mi posición, puedo ver a todo el grupo unido copiando la trayectoria que marca nuestro guia.



Aun quedan restos de lo que fue el invierno en los picos más altos de las montañas.


Llegamos al Barco de Avila y hacemos otra parada para calentarnos un poco y estirar las piernas. El termómetro seguía sin subir lo suficiente aunque todos apostábamos a que pasaríamos calor en el momento de bajar al valle del Jerte.


En otra ocasión hubiéramos pedido unas cervezas fresquitas pero todos elegimos tomar café calentito.


Con el cuerpo más entonado volvemos a las motos con fuerzas renovadas.




Nos queda por delante la excusa de nuestra ruta: el Valle del Jerte.

Antes de llegar al Pto. de Tornavacas pasamos por un pueblo minúsculo, dos filas de casas al borde de la carretera forman Puerto Castilla. Desde la entrada a la salida del pueblo no habrá más de cien metros.


Una vertiginosa bajada nos lleva al fondo del valle


Buen asfalto, muchas curvas, bonito paisaje, quien puede pedir más.


Es difícil mantener la concentración en la carretera cuando giras la cabeza y puedes ver estas panorámicas del valle.



Hacemos una parada y un poco de "postureo" delante de la cámara.


La suerte estuvo de nuestra parte en el tema de los atascos que todos los fines de semana por estas fechas se producen en la zona y pudimos disfrutar de la carretera sin muchos problemas.




Nuestro "Lazarillo del Jerte" había pensado incluso en el sitio donde parar a comer.


El imprescindible "palo selfie" nos vino muy bien para dejar constancia de lo bien que lo estábamos pasando



La vuelta a casa está planeada por diferente camino, como tiene que ser en una buena ruta motera.

Subiremos el Pto. del Piornal, llegaremos al Valle de la Vera y enlazaremos con el Valle del Tietar.

La flor del cerezo que estábamos buscando solo la encontramos en la parte más baja del valle, donde la temperatura siempre es más alta.


Y no tardamos mucho en hacer otra foto recuerdo de nuestro paso por la zona.



En la subida al Pto. del Piornal si encontramos más coches y gente parada al borde de la carretera haciéndose fotos entre los cerezos. La carretera es una delicia por asfalto y por trazado. Íbamos cogiendo altura poco a poco con unas vistas espectaculares del valle y de los miles de cerezos que cubren el terreno.


Todo lo contrario en la vertiente que baja hacia la Vera, carretera parcheada, gravilla suelta, bacheada, tuvimos que ir con mucho ojo para no tener un susto.
No se si influirían los baches en que un emblema BMW de la moto de Kenko saltara por los aires y solo Chano se diera cuenta que algo raro había salido despedido de la moto.


Este es el momento en el que Kenko, Chano y Ana dan la vuelta para buscar la pieza que le faltaba a La Poderosa (como así llama Kenko a su moto).
Por suerte el embellecedor apareció y volvieron con buenas noticias de la expedición de búsqueda.

Camino a casa sigue acompañandonos la Sierra de Gredos pero esta vez su cara sur.


Y antes de que la oscuridad de la noche nos atrape hacemos la última parada y despedida del grupo en el pueblo de la Adrada con su Castillo al fondo.


El último tramo antes de llegar a casa no tiene mucho que contar pues las luces de nuestros faros eran las que tenían todo el protagonismo alumbrando el camino.

Un día muy bien aprovechado, 550km de bonitas carreteras, paisajes a cual más espectacular y amigos con los que compartirlo.

Hasta la próxima.

3 comentarios:

  1. Aunque fue el sábado cuando hicimos la ruta hoy lunes leer la crónica ha sido como tener un poco de aire fresco en la cuesta arriba que suponen estos comienzos de semana. Gracias una vez más por la confección de esta entretenida minicrónica que recoge un bonito día disfrutando con nuestro vicio motoquero, jeje. Hasta la siguiente que a ver si no tarda tanto en llegar. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Kenko.
    Otro abrazo para ti.

    ResponderEliminar
  3. Gran ruta y bonito reportaje. Enhorabuena por el paseo y que hayáis podido disfrutar de mi tierra!. Se nota que soy extremeño, ¿verdad?. ;-)

    ResponderEliminar